sábado, 20 de agosto de 2016

In memoriam

Morada es la piel que cubre sus gastadas piernas
manos ásperas de rozar la cara piel del caimán
Orejas caídas de escuchar a su niña llorar
Su pecho protegido con una bata de hospital
Los limoneros tienen sed y no los puede saciar
La bicicleta oxidada no hace más que recordar
a aquellos niños
que daban brincos
el cristal que se enmudece
las postales que hace años le escribió
a un liguero de mujer.
Y desaparecen los peldaños de la finca
olvidando por completo
a un pasado caballero
con su cinturón de cuero y quimeras en el sombrero.
Y polizontes mandatarios que dirigen
siempre saben acertar cuando
alcanzas tus sueños.
Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar
Por tus venas viaja
 un barco de cristal
que todos olvidarán.
Nadie recordará
al anciano estropeado y acostado
en esta cama de hospital.
Pero yo canto hoy
por tu gracia
el gusto de tu boca
y tu valiente alegría.
Tardará tiempo en nacer, si es que nace,
un valenciano tan claro y tan brillante
tan sabio y mandatario de
los fusilados en el paredón.
Por eso canto tu armonía y tu dulzura
con palabras
que gimen de miedo
que no imaginan ni perdonan
que estos versos
expiren ahora…

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